sábado, 20 de junio de 2009




DOLOR...

Mal día fue ayer, pues entre tantos muertos, dos personas murieron de manera diferente en la forma y en el fondo.
Por un lado Don Vicente Ferrer, un hombre bueno, un hombre ejemplo de solidaridad, humano que creía fehacientemente en lo que hacía, una vida dedicada a ayudar a los mas necesitados, espíritu libre que luchaba contra la pobreza, la injusticia, la ignorancia y el dolor de los demás.

Descanse en paz, Don Vicente Ferrer, y ojala nunca se extinga la llama que usted prendió.





Y RABIA.

Por otro lado, Don Eduardo Puelles, inspector de policía, destinado en Arrigorriaga, que fue muerto a traición, de forma inhumana por una banda de asesinos, “ETA” que disfrutan con lo que hacen… ¡matar!
Ojala algún día, los políticos se den cuenta de que la gente de bien, la gente de a pie, solicita la máxima pena para estos asesinos.
Yo soy aun más radical, yo impondría para ellos la pena de muerte, sin ambages. Creo sinceramente que todos aquellos que se llaman o de definen a si mismos como demócratas y pacifistas, solicitarían lo mismo si les hubiese tocado a ellos de cerca, a un padre… un hijo… un hermano.
Claro, son lo que cuando le sucede al vecino de enfrente, suelen decir…”que pena, que mala suerte”
¡Pero, no es así!
Descanse en Paz, si es posible, Don Eduardo Puelles.

1 comentario:

  1. uno un santo los otros unos hijos de puta sin mas comentarios lo siento asi

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